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Equipo Jennifer Pedraza

Incertidumbre financiera y la reforma pendiente para la educación superior pública

Por  Diego Cortes Valencia

Un balance de treinta años de la Ley 30 de 1992 muestra el debilitamiento presupuestal al que han sido sometidas las instituciones públicas de educación superior. Aun cuando la ruta de reforma financiera a la Ley es clara, no se ha materializado en acciones prioritarias para el gobierno nacional ni para las mayorías en el Congreso.

El contexto financiero de la educación superior pública

Las universidades públicas y las instituciones técnicas, tecnológicas y universitarias presentan enormes necesidades en materia financiera. Para algunas, ha implicado el riesgo de seguridad de su infraestructura física, como la Universidad Nacional con el edificio de farmacia en emergencia estructural y el Instituto de Ciencias naturales, que tiene en riesgo el patrimonio biológico del país por su crisis de infraestructura. Para otras, como la Universidad de Antioquia, representa faltantes para su funcionamiento anual, que le impide cubrir sus costos y lleva a buscar mecanismos de austeridad para cerrar el año.

Estos ejemplos son un reflejo de una crisis estructural que proviene del sistema de financiación definido en la Ley 30 de 1992. En el boletín 3 del Observatorio Colombiano de Políticas Educativas y Profesión Docente (OCPE-UPN) se detalla que, mientras el presupuesto por Ley 30 de las universidades públicas ha crecido un promedio de 3,4 % anual desde 1993 hasta 2023 (4,1 % si se cuentan otros aportes de la nación distintos a la Ley 30), las instituciones han crecido en cobertura y capacidad de investigación y extensión por encima del aporte público. Mientras tanto, los estudiantes de pregrado crecieron 5 % anual y los de posgrados 4,5 % anual. Además, entre 2004 y 2019, los grupos de investigación reconocidos crecieron 8,4 % anual.

Para lograr los recursos necesarios para funcionar y crecer, las universidades públicas buscaron mecanismos de autofinanciación, que correspondieron a recursos de matrícula, proyectos de extensión, entre otros mecanismos. Según el Sistema Universitario Estatal, para el año 2019 el 45,1 % de los recursos gastados por las universidades públicas provenían de autofinanciación. Como dice el profesor Álvaro Moreno, “obligaron a las IES públicas a movilizar sus limitados recursos para incrementar los ingresos mediante la venta de servicios en el mercado”.

Sin embargo, la capacidad de autogestión de recursos tiene límites. No es posible buscar recursos mediante esquemas de matrículas sin impactar sobre el acceso efectivo a la educación superior para los estudiantes de las familias de menores ingresos del país. Por el lado de la extensión, la contratación tiene límites sobre la cantidad de entidades interesadas en gestionar proyectos con universidades, y también los tiene la capacidad de cada institución de ejecutar dichos proyectos con la planta docente de las instituciones, lo cual puede ir en detrimento de los otros fines misionales de las universidades, como la formación y la investigación.

El problema de la Ley 30

El rezago en materia de financiación de la educación superior pública fue amplificado por la Ley 30 de 1992. En los artículos 86 y 87 de esta ley se define el mecanismo de financiación y se determina que el presupuesto público (que se denominará base presupuestal) de las universidades públicas de cada año será, como mínimo, equivalente a los recursos del año inmediatamente anterior más la inflación (o índice de precios al consumidor (IPC)).

El efecto de este mecanismo fue que el aumento del presupuesto no obedeció a las necesidades ni los costos que tenían las universidades para sus gastos operativos y de inversión, sino a mantener el poder adquisitivo del presupuesto de cada año, lo que genera una brecha presupuestal entre necesidades y recursos públicos disponibles en un proceso de desfinanciamiento progresivo.

Por lo anterior, el Sistema Universitario Estatal estimó que para el año 2018 las universidades públicas requerían alrededor de $17,2 billones de pesos ($23,7 billones a precios del año 2023) para cerrar la brecha de calidad generada desde 1993 en cuanto a necesidades de funcionamiento e inversión, como lo son laboratorios, dotación de tecnología, formación docente, infraestructura física, entre otros.

El caso de las instituciones técnicas y tecnológicas (ITTU) públicas fue aún peor. Los artículos 86 y 87 de la Ley 30 no las cubren, por lo cual sus recursos anuales están al vaivén de la disposición de los entes territoriales. Solo 18 de 33 ITTU públicas reciben recursos de la Nación, y aun así estos recursos percibidos apenas representaron el 1,7 % de los aportes de la Nación a todas las instituciones de educación superior públicas del país. En este sentido, la red de instituciones técnicas, tecnológicas y universitarias públicas (REDTTU) estimó la necesidad de recursos por $806 000 millones de pesos en 2021 para su funcionamiento e inversión (cerca de un billón de pesos a precios de 2023).

La desidia de financiación pública no es por falta de recursos sino una decisión política

Durante los últimos treinta años, cuando el movimiento universitario ha exigido mayores recursos para la educación superior pública, tanto los gobiernos de turno como voces mediáticas contrargumentan que Colombia es un país con escasos recursos y muchas necesidades sociales, por lo cual sería un despropósito aumentar el presupuesto público de la educación superior al tamaño de los reclamos.

Sin embargo, esta visión ignora que, mientras el país creció en los últimos treinta años, los aportes de la Nación no aumentaron en la misma proporción. Como se observa en la siguiente figura del OCPE-UPN, los aportes de la Nación como proporción del PIB pasaron de ser el 0,52 % en el año 2000 al 0,41 % en 2023. En particular, la caída más grande en esta proporción se observó entre 2002 y 2010, justo el período de tiempo del auge minero-energético del país. Mientras había más recursos en la economía colombiana, esto no redundó en mejores condiciones para la educación superior pública.

Este mismo fenómeno se observa al comparar los aportes de la Nación a las universidades públicas con respecto al Presupuesto General de la Nación, que es equivalente a los ingresos disponibles por el Estado anualmente. Para el año 2000 los aportes de la Nación equivalían al 2,1 % del PGN, mientras que en 2023 se redujo al 1,5 %. Se evidencia así que no es falta de recursos públicos, sino una decisión de dar prioridad a otros gastos en detrimento de la educación superior pública.

Reforma necesaria y pendiente

La situación de la financiación de la educación superior pública es apremiante. En los últimos años se han presentado distintas propuestas de reforma financiera a la Ley 30 en sus artículos 86 y 87, que han surgido de la academia, el SUE, la REDTTU, el Congreso de la República y el Ministerio de Educación Nacional (en el boletín 4 del OCPE-UPN se puede ver la comparativa de estas propuestas).

Las propuestas varían en distintos detalles, pero tienen en común el reemplazo del aumento de la base presupuestal de las universidades públicas con el IPC, para utilizar el índice de costos de la educación superior (ICES). Además, se crea un sistema de base presupuestal para las ITTU, que también crecerá con el ICES para estas instituciones. 

La ventaja de este índice es que incluye la canasta de costos de las instituciones de educación superior, diferencia instituciones entre públicas y privadas, y también si son técnicas, tecnológicas, universitarias o universidades, lo cual garantiza una mayor cercanía con la variación de costos reales que tienen estas instituciones.

Existen distintas estimaciones de cuánto podría representar este incremento adicional para las universidades públicas, pero podría ser de $18,7 billones de pesos entre 2027 y 2040 y llevaría el presupuesto de estas instituciones a representar alrededor del 1 % del PIB anual. Esto sería un mecanismo que permita cerrar la brecha de necesidades de estas instituciones en un horizonte de mediano plazo.

La propuesta de reforma no solo se encuentra formulada, sino que fue radicada en el Congreso durante el segundo semestre del año 2024 (proyecto 212 de 2024 Senado). La propuesta parte del proyecto radicado por los congresistas Jennifer Pedraza, Gabriel Becerra y Ariel Ávila (proyecto 084 de 2022 Cámara), el cual fue consensuado, ajustado y avalado por el Ministerio de Educación Nacional.

Sin embargo, después de la radicación no han existido esfuerzos efectivos por parte del Ejecutivo para acelerar el trámite del proyecto. En 2024 no fue seleccionado entre los proyectos del gobierno que impulsó el Ministerio de Interior, ni existió interés de promoverlo, a pesar de tener la firma del ministro de Educación. Se espera que para 2025 exista prioridad por parte del Gobierno para dinamizar el debate legislativo.

Aunque existen mensajes positivos por parte del Viceministerio de Educación Superior frente al aumento del presupuesto para las universidades y las instituciones técnicas, tecnológicas y universitarias públicas para 2025, es incierta la postura del Ministerio de Hacienda para dar aval fiscal al proyecto de reforma de la Ley 30, de manera que los aumentos de recursos para estas instituciones se garanticen a futuro. La incertidumbre financiera se mantiene y la oportunidad de reformar la Ley 30 en materia financiera cada vez se presenta más lejana por el contexto fiscal y político del país.

En este contexto, se vuelve fundamental una acción mancomunada del movimiento universitario (docentes, estudiantes, trabajadores y directivas) para exigir el avance de esta reforma y que se cumplan las promesas de fortalecimiento de la educación superior pública para avanzar en su garantía como derecho fundamental en Colombia.

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Los principios no se negocian

Por: Carlos Acero Castellanos

Romper con las lógicas de corrupción y clientelismo es una condición obligatoria para transformar a Colombia. Esta condición, además de ética, tiene consecuencias prácticas, puesto que las concesiones que se hacen con los políticos de siempre derivan en una oscura transacción de los intereses privados sobre las agendas transformadoras.

Bajo el eufemismo del “acuerdo nacional” Petro montó un contubernio burocrático, con el agravante de que sus aliados politiqueros no desarrollaron el programa de gobierno sino su politiquería tradicional. A cambio de puestos, los partidos Liberal, Conservador y de la U han apoyado al gobierno en al menos 13 reformas.

Cabe aclarar que la idea de buscar un acuerdo nacional para lograr consensos entre sectores distintos es en esencia plausible y necesaria. Pero lo que ha ocurrido en el país en estos dos años y medio no es la disposición al diálogo del presidente con los sectores independientes, con las otras ramas del poder o con el sector privado. Por el contrario, el presidente no ha desaprovechado momento para lanzar sus críticas y prejuicios a dichos sectores.

En los detalles se ve más claro el daño que negociar los principios le hace al proyecto político. Para lograr mayorías en el Congreso el gobierno le entregó entidades y ministerios esenciales de la agenda social a la política tradicional.

La dirección de la Fiduprevisora y el sistema de salud del magisterio fue entregada al partido de la U. Petro puso al ratón a cuidar del queso, puesto que la cuota de la U fue Jhon Mauricio Marín, cuestionado por escándalos de corrupción durante su paso por Ferrocarriles de Colombia.

La chequera de 18 billones de pesos del FOMAG y su fase de transformación quedó en manos de politiqueros ajenos al sentir de las y los maestros, incluso de las bases sindicales. Y todo salió mal, puesto que el nuevo modelo nada cambió, muchos de los viejos contratistas de salud volvieron a ser contratados y la prestación del servicio es igual o peor que en el pasado.

Con la reforma a la salud pasa algo semejante. En el espectacular Consejo de Ministros Petro confesó su deuda electoral con Dilian Francisca Toro, la baronesa de la salud del Valle. La deuda fue cobrada con las modificaciones a la reforma, todas a puerta cerrada, porque en el debate del Congreso no aprobaron grandes cambios. El gobierno terminó cediendo en el fortalecimiento de la oferta pública en salud, eliminado la posibilidad de fortalecer a la ADRES como pagador único del sistema y la entrega de utilidades de entre el 5% y el 8% a las EPS, sin importar si cumplen o no con sus deberes. La reforma es un Frankenstein y -de ser aprobada- no va a cumplir con las expectativas promocionadas hace un par de años.

La componenda también ha pasado por entregar los entes de control a la política tradicional. Primero se entregó la Contraloría, de manera ilegal, a Carlos Hernán Rodríguez, cobijado incluso con los votos de Cambio Radical y el Centro Democrático. Luego, se concilió entregar la Procuraduría a un viejo zorro de la politiquería, Gregorio Eljach.

Ambos nombramientos empeñan la independencia de las entidades frente a los intereses partidistas, con lo que pierde la ciudadanía. Además, son nombramientos ajenos a las iniciativas de cambio por las que votó el pueblo.

Tal vez el mayor efecto de la negociación de los principios redunde en la desesperanza que se siente en el país. El primer gobierno no tradicional terminó siendo un mal ejemplo en la lucha contra la corrupción y el clientelismo, como lo denuncia incluso la mitad de su gabinete.

El nuevo momento de gobierno en el que el presidente se aleja de sus aliados históricos de la izquierda no augura un escenario de unidad con sectores “moderados”, sino la consolidación de una coalición politiquera que piensa más en 2026 que en terminar de gobernar.

Pero mientras en Colombia haya quienes insistan en no negociar los principios habrá esperanza. Y todavía los hay.

Nota: ¿Cuál es la agenda de la Fiscal General de la Nación? Las investigaciones por calumnia a las mujeres que denuncian a Holman Morris avanzan más que las que cursan en contra de éste; por su orden se impidió la captura en Colombia de Papá Pitufo, sin que a hoy exista una justificación sólida; y le hizo un entrampamiento a la negociación de paz entre el gobierno y los “Comandos de la Frontera”.

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El ajuste de la UPC: ¿Sostenibilidad o carga para el sistema?

Por: Andres Salcedo Pinzon

Explicación del proceso de cálculo de la Unidad de pago por capitación (UPC) para el año 2025.

En las últimas semanas volvió el agitado debate en torno a la Unidad de Pago por Capitación (UPC); desde el gobierno nacional han argumentado que las EPS enviaron mala información y por ello la UPC para 2025 solo podía aumentar 5,36 %, mientras que organizaciones de pacientes, asociaciones de profesionales y demás gremios de la salud han insistido que la UPC es insuficiente. Aquí vamos a entender qué significan estas famosas siglas, el debate en cuestión y una realidad que no se ha tenido en cuenta en medio del debate: En el gobierno del cambio siempre han sido conscientes de que los más vulnerables y con incapacidad para realizar aportes a salud, los afiliados al régimen subsidiado, reciben menos dinero para salud del que deberían y en tres años de mandato no han hecho absolutamente nada para corregirlo.

¿Qué es la UPC y cuál es el proceso para calcular el aumento?

En los términos más prácticos, la UPC es el dinero que el Estado colombiano invierte en salud por cada ciudadano, afiliado al régimen contributivo o subsidiado, para que pueda acceder al Plan de Beneficios en Salud (PBS), es decir, que lo atiendan en un hospital, reciba los medicamentos que necesite, se le programen y realicen cirugías o cualquier procedimiento médico que llegue a necesitar.

El aumento de la UPC se calcula a más tardar el 31 de diciembre, con la información –debidamente validada– que aportan las Entidades Promotoras de Salud (EPS) sobre cuánto dinero gastaron en sus afiliados, teniendo en cuenta cuántas veces sus afiliados requirieron atención en salud dos años atrás. Como esto puede ser un poco confuso, aquí va la explicación teniendo en cuenta como debió ser el proceso para calcular la UPC para el año 2025:

  1. El Ministerio de Salud les dio unas fechas a las EPS para que, durante 2024, reportaran cuánto dinero gastaron en sus afiliados teniendo en cuenta cuántas veces sus afiliados consultaron al médico, recibieron medicamentos, requirieron cirugías, entre otras atenciones en salud, durante 2023.
  2. El Ministerio de Salud validó que la información fuera verídica a través de filtros e información de otras fuentes con las cuales contrastó lo que dicen las EPS
  3. El Ministerio de Salud tiene un grupo específico para cálculo de UPC que se reunió durante 2024 para discutir el aumento de la UPC para 2025
  4. El Ministerio de Salud tenía hasta el 31 de diciembre de 2024 para determinar el aumento de la UPC para 2025

¿Cuál es el debate por el aumento de la UPC 2025?

Para el año 2025, el Ministerio de Salud estableció que la UPC del régimen contributivo aumentaría $2 310 y la UPC del régimen subsidiado aumentaría $2 010, claro está, descontando la inflación del 5,2 %. El Ministerio de Salud argumentó este escaso aumento debido a que la información que suministraron las EPS para hacer el cálculo de la UPC 2025 no era de calidad y por ello no se podía tener en cuenta. 

Los actores civiles del sistema de salud, como organizaciones de pacientes, gremios de trabajadores de la salud y colegios profesionales han argumentado que este aumento sería escaso para las necesidades en salud de todos los colombianos. Por otra parte, expertos en economía de la salud han manifestado que el cálculo de la UPC no ha sido del todo correcto en los últimos años y esto le ha generado al sistema de salud un déficit cercano a $7,1 billones, como se lo dejaron saber a la Corte Constitucional a través de un oficio.

El gobierno del cambio les está dando menos dinero para atención en salud a los más vulnerables y que no pueden cotizar salud

La ley permite que las EPS reciban un porcentaje de la UPC para destinarlo a gastos de administración; para la UPC del régimen contributivo es el 10 % y para la UPC del régimen subsidiado es del 8 %. El dinero de la UPC que queda, después de que las EPS toman el respectivo porcentaje para gastos de administración, recibe el nombre de prima pura y se destina a los gastos de atención en salud como: pagar citas médicas, medicamentos, procedimientos, etc.

Como se aclaraba más arriba, los afiliados al régimen contributivo y al régimen subsidiado tienen los mismos derechos en salud, es decir, tienen derecho al mismo PBS. Con la prima pura de la UPC se paga el PBS, pero la prima pura de cada régimen es distinta. En otras palabras, es como si los afiliados al régimen contributivo y los del subsidiado tuvieran derecho a comprar las mismas cosas en el mercado, pero para pagar ese mercado, a los afiliados del régimen contributivo les doy más plata que a los afiliados al régimen subsidiado. Esto es completamente injusto.

Teniendo en cuenta lo anterior, la Corte Constitucional se pronunció en el año 2016 y ordenó al gobierno de turno procurar que la prima pura de la UPC del régimen subsidiado se acercara lo más posible a la prima pura de la UPC del régimen contributivo; en ese entonces la Corte fijó una meta del 95 %. Continuando con el ejemplo del párrafo anterior: La Corte Constitucional concluyó que como los afiliados al régimen contributivo y los del subsidiado tienen derecho a comprar las mismas cosas haciendo mercado, si a cada afiliado al régimen contributivo se le dan $1 000 para hacer ese mercado, entonces a cada afiliado al régimen subsidiado se le dan $950.

Esta meta se venía logrando hasta el año 2021; luego, cuando el gobierno de Iván Duque calculó el aumento de la UPC para el año 2022, la meta fijada por la Corte Constitucional se perdió y se amplió la brecha entre la prima pura de la UPC del régimen subsidiado y la prima pura de la UPC del régimen contributivo.

El gobierno de Gustavo Petro ha hecho los cálculos de aumento de la UPC de los años 2023, 2024 y 2025. En ninguno de los tres cálculos que ha realizado su Ministerio de Salud han decidido cerrar la brecha, por la cual los afiliados al régimen subsidiado están recibiendo menos UPC. Esto es muy indignante porque significa que los afiliados más vulnerables del sistema y que no pueden cotizar a salud no reciben el dinero que realmente deberían para que los atiendan en un centro de salud, les den los medicamentos que necesitan, accedan a una cita médica, puedan tener atención de calidad en salud.

El gobierno nacional no va a acabar con la corrupción en la salud por dar menos plata a la atención en salud

La lógica que manejan el gobierno nacional y el Ministerio de Salud es la siguiente: Si la UPC aumenta poco o muy poco, entonces la corrupción con los dineros de la salud se va a acabar. Para nadie es un secreto que las EPS han manejado mal los dineros del sistema de salud, muestra de lo cual es lo sucedido con Saludcoop y con la cantidad de EPS que se han tenido que liquidar desde la expedición de la Ley 100 de 1993. Es deber de los entes de control investigar y sancionar los malos manejos de los dineros de la salud por parte de estas Empresas, sin embargo, la lógica del Gobierno de menos UPC es igual a menos corrupción no tiene en cuenta la realidad actual del sistema de salud: Más de la mitad de la plata de la UPC no pasa por las manos de las EPS.

En este momento el Gobierno ha intervenido ocho EPS, las cuales suman 29 041 178 afiliados, es decir, el 55 % de los afiliados al sistema de salud están en una EPS intervenida por el Gobierno. 

Cuando una EPS es intervenida, el dinero que recibía por la UPC de cada uno de sus afiliados ya no pasa por sus manos, sino que es pagado directamente a los hospitales y clínicas desde la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (ADRES). Esto quiere decir que más de la mitad del dinero de la UPC de 2025 va a ser girada desde la ADRES directamente a los hospitales. 

Decepciona que el Gobierno decida aumentar en 5,3 % la UPC en 2025 para evitar corrupción por parte de las EPS, cuando estas ni siquiera van a manejar la mitad de este dinero. Así mismo, que justifiquen un paupérrimo aumento por la mala información entregada por las EPS –hecho que debe ser igualmente sancionado– cuando tenían otros parámetros para determinar el aumento de la UPC, por ejemplo, cerrar la brecha de la UPC del régimen subsidiado con la del contributivo. Es curioso que el Gobierno se desquite con los pacientes por los malos manejos de los recursos de la salud por parte de las EPS, cuando en la Reforma a la Salud que presentaron, y que se seguirá discutiendo este semestre, el Gobierno premia a las EPS con una muy buena ganancia fija por hacer menos funciones.

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“Hollman Morris nunca debió ser subgerente de RTVC”: Jennifer Pedraza

La representante del partido Dignidad y Compromiso cuestionó el tratamiento que el Gobierno ha dado al caso sobre presunto acoso laboral contra dos funcionarias de RTVC y pidió al presidente Petro que retire a Morris de su cargo.

Jennifer Pedraza, representante a la Cámara por el partido Dignidad y Compromiso.

Foto: El Espectador – Gustavo Torrijos Zuluaga

Por: Laura Duarte Sandoval

En diálogo con El Espectador, la representante Jennifer Pedraza, avalada por Dignidad y Compromiso, y quien tiene entre su agenda legislativa la defensa de los derechos de las mujeres, criticó la permanencia de Hollman Morris en el Gobierno y reiteró que su designación fue inapropiada. Además, aseguró que es testigo de la presunta persecución desde redes sociales a mujeres denunciantes. En todo caso, Morris ha negado que esté involucrado en los hechos de presunto acoso laboral y dijo que no va a dar otra declaración diferente a la que hizo a través de X, en donde aseguró que los señalamiento hacen parte de una “campaña de desprestigio” y una “persecución criminal” en su contra. De otro lado, Pedraza manifestó que “el movimiento feminista tiene una agenda propia, que no está sometida a ningún político de turno”, en referencia al gobierno de Gustavo Petro.

¿Usted fue una de las voces más críticas respecto a la llegada de Hollman Morris al gobierno como director de RTVC? ¿Puede decir que advirtió sobre las presuntas consecuencias del nombramiento?

Hollman Morris nunca debió ser subgerente de RTVC. Yo acompaño a las organizaciones de mujeres que están pidiendo que renuncie o que el presidente lo retire de su cargo. Si Petro lo mantiene en el Gobierno sería una traición a su promesa de campaña de que el cambio era con las mujeres. El presidente ha decidido rodearse y nombrar en varias ocasiones a hombres denunciados por violencias basadas en género o por acoso laboral, como también fue el caso de Víctor de Currea, quien declinó voluntariamente de ser embajador de Colombia en Emiratos Árabes, pero nunca hubo una decisión clara del presidente de reversar el nombramiento. Uno de los criterios para otorgarle poder a las personas, es que no que tengan encima casos de violencias o denuncias.

(Lea: “Colombia será sede de cumbre regional para analizar lucha contra las drogas”)

¿Cuál es su postura respecto a la afirmación de inocencia de Hollman Morris?

Hay algo adicional en estas últimas denuncias hacia Morris y es la persecución sistemática desde las redes sociales hacia las víctimas que deciden denunciar, lo que vuelve todo mucho más revictimizante. En el pasado desde las mismas redes sociales, el presidente Petro también afirmó que Hollman Morris es inocente de casos anteriores, pero ningún juez ha asegurado eso. Incluso, en las últimas denuncias, hay víctimas que señalan que las estarían persiguiendo hombres armados, para obligarlas a quedarse calladas. Además, hay un combo de personas vinculadas a la corriente política del Pacto Histórico enfocada en perseguir jurídicamente a las mujeres que han defendido a las víctimas.

Es decir, ¿cree que sectores afines al Gobierno han intentado desestimar las denuncias?

Hay quienes dicen que criticamos al Gobierno, en este caso, por un sesgo político, pero la lucha por los derechos de las mujeres es en sí misma una reivindicación política. No necesitamos que detrás de nuestras preocupaciones haya algún partido de derecha o que una persona de derecha esté promoviendo las denuncias. Ellos dijeron que el cambio era con las mujeres y el presidente Gustavo Petro sabe que, en parte, le ganó a Rodolfo Hernández porque fue capaz de representar la lucha por la igualdad de género.

Pero, dicen que en movimientos de derecha también hay violencias y que la critica no ha sido igual de constante…

Quienes nos reconocemos como personas de izquierda o de centro izquierda somos más exigentes con las personas que representan nuestros proyectos políticos, porque por convicción defendemos la lucha por los derechos de las mujeres. Es mucho más incoherente que los proyectos progresistas democráticos y alternativos los dirijan personas que han cometido o que han sido denunciados por violencias basadas en género, porque se supone que estos proyectos políticos creemos en la lucha por los derechos de las mujeres. Por eso me parece que es tan importante que el movimiento feminista tenga una agenda propia, que no esté sometida a ningún político de turno. Puede que muchas hayamos votado por Petro, pero, por eso no nos vamos a quedar calladas. Si los políticos que elegimos se van a pasar por la faja las agendas de género, pues nosotras somos las primeras que vamos a denunciarlo. Yo sé que a ellos les gustaría que nosotras estuviéramos calladitas, aplaudiendo todo lo que digan, pero eso sería traicionar nuestros principios.

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¿Considera que las denuncias contra Morris pueden afectar la agenda legislativa y proyectos del Gobierno?

La gente tenía una expectativa respecto a los derechos de las mujeres con este Gobierno y que no se condenen desde la Casa de Nariño habla de la incoherencia en todos los aspectos. Las denuncias recientes sobre presunto acoso laboral contra Morris se suman a otras contra los derechos de los trabajadores. Nos han contado que están echando a gente para repartirles sus puestos a los partidos tradicionales, o sea también hay una promesa fallida al respeto a los derechos laborales, lo que se contradice con el discurso y con la reforma laboral.

El Ministerio de la Igualdad fue uno de los primeros en pronunciarse sobre los señalamientos contra Morris y pidió a la Procuraduría investigar, ¿eso habla bien de esta cartera?

Habla bien de las feministas que están construyendo esa institución, pues no van a quedarse calladas, sencillamente por algo que provenga de su gobierno. Muestra un interés por institucionalizar el ministerio y hacerlo una autoridad en temas de género. Me hubiera gustado un poquito más de contundencia, haberse referido directamente a Hollman Morris, pues estamos hablando de una persona de las entrañas de ese proyecto político, que incluso en las elecciones territoriales hubo quienes en el Pacto Histórico propusieron que fuera candidato a la alcaldía de Bogotá. Pero, el movimiento feminista está dispuesto a acompañar al Ministerio de la Igualdad en las luchas, en la denuncia, en la crítica, incluso en la autocrítica de su gobierno.

¿Es decir que el llamado del Ministerio de la Igualdad no habla por todo el gobierno?

Fue por la lucha de las feministas que están en el Gobierno que se creó el Ministerio de la Igualdad. Esa es una conquista del movimiento feminista, no es un regalo de Petro. Sobre las cosas que están en su poder, en su control, como garantizar que no siga existiendo revictimización y violencia contra las mujeres, no ha tomado ninguna decisión. En el corazón de Petro hay dos personas: Laura Sarabia y después, Hollman Morris.

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¿Cuál cree que es el camino para prevenir estas violencias, que se repiten en partidos políticos, en el Congreso y en demás espacios de toma de decisión?

Bueno, quiero empezar haciendo una autocrítica a nombre de mi colectividad, porque nosotros hemos pasado por ese proceso de denuncia y las mujeres hemos luchado muchísimo para que existan protocolos, no para archivarlos y que se congelen, sino que efectivamente se implementen de manera que se priorice la protección de los derechos a las víctimas. Obvio, también es parte del debido proceso, pero yo creo que es lo que se necesita. Deben tener una ruta de denuncia que garantice que no haya revictimización, sino una acción dedicada a la reparación, al reconocimiento de esas violencias y a la no repetición. En el caso de Dignidad y Compromiso, ahora existen unas duplas, conformadas por una mujer que es abogada y una mujer que es trabajadora social o psicóloga, que atienden caso por caso.

Para no dar una respuesta tan leguleya, también es una labor que tenemos que hacer las mujeres dentro de los partidos y entidades. Tenemos que estar encima de estos procesos para que efectivamente sean concluyentes, porque nadie va a dar esa lucha por nosotras. Lo que van a empezar a sentir las mujeres es que nuestros partidos y la política electoral en general, no es un espacio seguro, y ese es el peor mensaje.

En junio de 2023 se aprobó un proyecto para prevenir la violencia política, ¿qué piensa de su aplicación?

Aún le faltan dientes a la ley, pero fue muy importante. Por ejemplo, fue clave para que el Polo Democrático se pronunciara en contra de las declaraciones de Germán Navas Talero en mi contra, pues la ley implicaba que los directivos de los partidos se pronunciaran cuando existieran este tipo de denuncias. El problema que tenemos con la mayoría de las leyes que van a favor de los derechos de las mujeres es que entran en una etapa de implementación, de asignación de presupuesto y de ejecución que es bastante lenta. Por otro lado, en el Plan Nacional de Desarrollo quedó una declaratoria nacional de violencia contra la mujer, pero hace falta una articulación de las distintas entidades, y en el país ya se han presentado varios feminicidios en estos primeros días de 2024.

¿Qué acciones esperaría del Gobierno y autoridades en estos casos?

Sobre los feminicidios no ha habido ningún pronunciamiento del Gobierno, pero tampoco ninguna acción de la Fiscalía, que viene cometiendo varios errores. El año pasado hicimos un debate de control político pues hay una mala tipificación de los feminicidios. Encontramos crímenes, como el asesinato de mujeres a manos de sus parejas, que están catalogados como homicidios de mujeres y no feminicidios. Queríamos que la Fiscalía fuera a este debate control político, peor no asistió. Vamos a seguir colocando este tema sobre la mesa.

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Son niñas, no esposas

Por: Carlos Acero Castellanos

El Congreso de la República ha dado un paso histórico para la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes al prohibir el Matrimonio Infantil y las Uniones Tempranas -MIUT.

Aunque parezca increíble, todavía en el siglo XXI en Colombia era legal que una persona mayor de edad se casara o viviera en “unión libre” con menores de entre 14 y 18 años. La realidad es más desconcertante que la norma, toda vez que en la actualidad hay más de 30.000 menores en todo el país en matrimonio o unión con mayores de edad, limitando sus proyectos de vida construidos desde la autonomía.

La Encuesta Nacional de Demografía y Salud de 2015 -ENDS- develó cifras de la alarmante realidad de los MIUT, como la disparidad de edad de las parejas de menores de edad. Por ejemplo, la diferencia de edad de mujeres entre 15 y 19 años es de 6 a 9 años con respecto a sus parejas en el 26,4% de dichas uniones, y de más de 10 años de diferencia en 17,1% de las mismas. En otras palabras: con aval legal se normalizó la pedofilia en Colombia.

Los departamentos del país en los hay más uniones tempranas con niños, niñas y adolescentes son Antioquia, Cundinamarca, Tolima y Valle, aunque popularmente se señale más las uniones en La Guajira. Las principales afectadas son niñas y mujeres adolescentes, sobre todo las que habitan zonas rurales. Sin embargo, incluso en ciudades como Bogotá están creciendo los casos de embarazos infantiles y adolescentes.

Además de ser aberrantes este tipo de uniones entre una persona adulta y una menor, las uniones tempranas acarrean graves consecuencias para el proyecto de vida de niñas, niños y adolescentes.

Por ejemplo, son más propensas a sufrir violencia machista, violencia sexual, homicidio o feminicidio. Datos de la ENDS indican que el 49,6% de las niñas en MIUT registran embarazo infantil o adolescente; y UNICEF afirma que estas uniones fomentan la desescolarización, recortando oportunidades de acceso a los beneficios del acceso a la educación y la construcción de un proyecto de vida profesional o laboral.

Si bien los titulares han hecho énfasis en la prohibición de uniones, el mayor atributo de la ley consiste en las medidas de prevención de este tipo de uniones. Como sostuvo Jennifer Pedraza, coautora de la iniciativa: “la nueva norma en papel no es suficiente”. Por lo mismo, la ley ordena al ICBF, a varios Ministerios y a la Defensoría del Pueblo a crear campañas de concientización y mecanismos de verificación del cumplimiento del texto legal.

Es igualmente destacable el proceso que acompañó la aprobación de la ley ¡que se había presentado ocho veces antes y siempre se caía por falta de trámite! A partir de un enfoque feminista e interseccional, las promotoras del proyecto lograron encontrarse y trabajar de la mano con organizaciones sociales defensoras de derechos humanos, de la niñez y de las mujeres.

Esta estrategia se complementó con una campaña de recolección física y digital de firmas que permitió crear nuevas redes de activismo en 9 departamento del país y que en pocos días recibió más de 5 mil respaldos, muchos de estos que expresaban hacerlo por sus abuelas, madres o tías, y para que sus hijas no tengan que vivir lo que las primeras sufrieron. Sin lugar a dudas esta fue una victoria más del movimiento feminista.

Como sociedad nos hemos acostumbrado a recibir malos resultados, división y desesperanza provenientes del mundo político. En esta oportunidad recibimos una buena noticia.

Claro, todavía faltarán muchas normas y programas gubernamentales para resolver asuntos estructurales de la vida de las niñas y niños: acceso pleno y de calidad a la educación; alimentación digna para que nunca vuelva a morir un menor por desnutrición; o mejoras en la atención de salud. Pero las necesidades estructurales no pueden opacar las igualmente importantes condiciones necesarias para que se eliminen formas de explotación de unos seres humanos sobre otros.

Este avance legislativo en materia de derechos para las niñas, niños y adolescentes nos debe llenar de orgullo como país. No en vano la noticia se expandió por medios latinoamericanos, asiáticos, europeos y africanos, dando una luz de esperanza en aquellos lugares en los que arremeten liderazgos reaccionarios y violentos.

Ahora sí ¡son niñas, no esposas!

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Tormenta perfecta, en un vaso de agua

Por  Carlos Acero Castellanos

El Consejo Nacional Electoral -CNE- ha sabido armar una tormenta perfecta, en un vaso de agua, pero tormenta perfecta. Al final el CNE no tumbará al presidente y no habrá golpe de Estado por la vía de esa actuación, pero su decisión de abrir una investigación en contra de Petro como candidato sí causa un ruido desafortunado para la democracia.

No es mentira que el CNE sea una institución desprestigiada. El órgano electoral fue creado como un engendro político-judicial que sólo ha servido para que los políticos se hagan favores y que la gran corrupción electoral nunca se aclare.

Los “magistrados” del CNE no son juristas expertos, son políticos quemados, reciclados en ese órgano para hacer favores. Entre los magistrados quemados se destacan Álvaro Prada, uribista investigado por la Corte Suprema por la compra de testigos en el caso Uribe, y César Lorduy, acusado de cometer un feminicidio que quedó impune, además de exigir dinero y favores sexuales para no anular una candidatura en Magdalena.

¿Ustedes confiarían en estas personas para que decidiera su futuro jurídico? Lo dudo.

Además de su cuestionada conformación, el CNE ha sabido actuar con mediocridad jurídica. Para no ir más lejos, el Consejo de Estado ha revocado cinco personerías jurídicas de partidos a los que el actual CNE les había dado el derecho a existir a pesar de que estos no cumplían con los requisitos que la Constitución Política exige. Eran regalitos, quién sabe a cambio de qué.

En todo caso, ese CNE no tiene la capacidad jurídica o política de hacer un golpe de Estado como dice Petro. Las investigaciones del CNE en materia de campañas presidenciales sólo pueden concluir en multas, nunca en destitución, nulidad electoral y menos en cárcel. Esta verdad, que ningún jurista refuta, fue ratificada recientemente por la Sala de Consulta del Consejo de Estado.

Por tanto, la acusación del presidente es alarmista y equivocada, al punto que ni la ministra de Justicia ni el ministro del interior se atrevieron a respaldar el trino de Petro sobre el inicio del golpe.

El presidente, en vez de jugar a la tormenta perfecta y desacatar una orden de naturaleza judicial, debería acudir por la vía de la tutela a la protección de sus derechos fundamentales.

La tutela que revisaría la Corte Constitucional no sólo sería útil para la defensa del presidente. También le daría al país luces sobre el contenido del fuero presidencial y los alcances del CNE, puesto que allí sí existe una controversia constitucional que a la fecha no ha sido aclarada y sobre la que se contraponen posturas.

Resulta que la Constitución Política contempla que el juez natural del presidente es la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes y el Senado. Sin embargo, por la redacción de la constitución y otras leyes se puede interpretar que la Comisión de Acusaciones se ocupa de asuntos penales y disciplinarios, pero no se aclara si ello se extiende a casos administrativos.

El senador Humberto de la Calle explicó este problema de forma sencilla: Si el Presidente se pasa un semáforo en rojo (Belisario manejaba), ¿hay que ir al Congreso para multarlo? ¿Si no paga a tiempo la luz, debe la empresa ir al Congreso?”. Sucede lo mismo con la investigación administrativa por una eventual violación de los topes electorales.

¿El fuero presidencial es integral o es exclusivamente relativo a lo penal y disciplinario? Esa es la pregunta de fondo que por la vía de la tutela Petro le debe plantear a la Corte Constitucional. Y la Corte deberá aclarar el asunto ratificando, con certeza, que el CNE no tiene la capacidad de tumbar de ninguna manera al presidente.

El corazón de la tormenta en el vaso de agua se desprende del comunicado del CNE, porque al señalar el nombre propio del presidente en el comunicado da a entender que investigará, no sólo a la campaña,  sino también al individuo. Si no se mencionaba el nombre Gustavo Petro, nadie cuestionaría que el CNE puede investigar a su campaña.

Insisto hasta el cansancio: el CNE no puede destituir al presidente, pero mencionar directamente el nombre de mandatario abre la discusión, constitucionalmente no resuelta,  sobre el fuero presidencial y justifica la narrativa de la extralimitación del poder electoral para atacar a Petro.

Petro debe terminar su periodo presidencial y la historia lo deberá juzgar por su incumplimiento en diversas áreas al mandato social de cambio. Si el CNE u otra autoridad intenta destituir al presidente marcharé por la democracia, pero ese escenario no es el que hoy nos ocupa.

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La incertidumbre del Presupuesto General de la Nación 2025

Por: Diego Cortes Valencia

El Congreso de la República hundió el Presupuesto General de la Nación que presentó el gobierno y ahora este lo presentará por decreto. ¿Cómo quedó la distribución y qué pasará con la ley de financiamiento?

La crónica del presupuesto en el Congreso

Cumpliendo las fechas del Estatuto Orgánico del Presupuesto, en abril de 2024 el Ministerio de Hacienda presentó a las comisiones económicas del Congreso el Anteproyecto del Presupuesto General de la Nación 2025, y en julio el proyecto propuesto.

El primer paso de las comisiones económicas del Congreso en el trámite del PGN es definir si el Proyecto se ajusta o no a lo definido en el Estatuto Orgánico del Presupuesto. Si así lo consideran las comisiones, el proyecto puede devolverse al Ministerio de Hacienda antes del 15 de agosto, para que realice las enmiendas correspondientes. Esto no aplicó en el trámite para el PGN 2025 y no se realizaron enmiendas al proyecto.

La segunda fecha relevante corresponde a la aprobación del monto del Presupuesto, que debe aprobarse antes del 15 de septiembre. Este fue el debate de fondo en el que se centró la discusión del PGN 2025. El gobierno presentó un presupuesto por $523 billones de pesos, de los cuales $12 billones no se encontraban financiados. 

El Proyecto de PGN establece que esos $12 billones se recaudarán por medio de una Ley de Financiamiento, o reforma tributaria. Aunque significa tramitar un presupuesto desfinanciado, el artículo 54 del Estatuto Orgánico permite que el Ministerio de Hacienda proponga por proyecto de ley “los mecanismos para la obtención de nuevas rentas o la modificación de las existentes que financien el monto de los gastos contemplados”.

Las comisiones económicas del Congreso, por mayoría, consideraron inconveniente aprobar el Proyecto desfinanciado, por lo cual no se aprobó el monto antes del 15 de septiembre. El Ministerio de Hacienda presentó una nueva propuesta de proyecto ante el Congreso, manteniendo el monto de $523 billones, pero modificando asignaciones específicas, donde resaltó la propuesta de recorte al presupuesto de la Registraduría en más del 77 %.

Sin embargo, las comisiones económicas del Congreso hundieron el nuevo proyecto que presentó el gobierno. El Ministerio no quiso reducir el monto para presentar una propuesta de Presupuesto que no estuviera desfinanciada en $12 billones, que habría tenido mayor oportunidad de ser aprobado. 

En lugar de esto, el gobierno decidió no presentar otro Proyecto y aprobar por decreto el proyecto inicial de PGN 2025 que presentó ante el Congreso. Lo anterior lo permite el Estatuto Orgánico en caso de que el Congreso no aprobara el PGN antes del 20 de octubre. Sin embargo, es claro que el gobierno nacional habría podido intentar consensuar una propuesta intermedia y aprobarlo en los tiempos que define la ley.

En este contexto, el futuro presupuestal para los sectores del país quedó anclado a la propuesta inicial de PGN 2025 del gobierno y al trámite de la Ley de financiación que plantea el gobierno para financiar los $12 billones faltantes.

¿Cómo quedan los sectores económicos en el PGN 2025?

El presupuesto quedó en $523 billones de pesos en total y $410,4 billones si no se cuenta lo destinado a pagar la deuda. Comparado con el PGN de 2024 (que fue recortado durante este mismo año), y ajustado a la inflación estimada a fin del año 2024 por la Encuesta de Expectativa de Analistas Económicos, que realiza el Banco de la República (5,6 %), el PGN total de 2025 aumenta 2,6 % en términos reales, pero, sin tener en cuenta la deuda, este apenas crece 0,1 %. 

El presupuesto de funcionamiento del PGN de 2025 se proyectó en $327,9 billones, que representa un incremento real de 5,4 % comparado con 2024. En inversión se destinaron $82,5 billones, una caída anual de -16,4 % en términos reales. Por el lado del pago de la deuda, se destinaron $112,6 billones, un aumento del 12,9 % real anual.

En términos de caída anual real, sobresale la reducción de presupuesto para deporte y recreación (-62 %); agricultura y desarrollo rural (-44,4 %); tecnologías de la información y comunicaciones (-35 %); inclusión social (-34,7 %); Presidencia (-30,5 %); ciencia, tecnología e innovación (-25,1 %); y cultura (-24,2 %).

Coinciden estas reducciones al comparar el proyecto de Presupuesto del año 2025, comparado con el 2023. Entre los recortes más grandes se encuentran deporte y recreación (-65 %); ciencia, tecnología e innovación (-55 %); inclusión social y reconciliación (-48 %); agricultura y desarrollo rural (-47 %); ambiente y desarrollo sostenible (-44 %) y cultura (-34 %).

Esta distribución depende de que el Congreso apruebe la Ley de Financiamiento que acompaña el proyecto de Presupuesto. De no ser así, se deberá modificar el presupuesto 2025 ajustando en $12 billones de pesos menos los rubros de funcionamiento e inversión.

Foto: Senado de la República – las comisiones económicas del Congreso hundieron el nuevo proyecto que presentó el gobierno.

Ley de Financiamiento: reforma tributaria en el aire

El gobierno presentó al Congreso el proyecto de Ley de Financiamiento. Para 2025, esta propuesta espera recaudar $11,8 billones de pesos, donde la principal parte proviene de la anticipación de la Regla Fiscal ($5,3 billones de pesos), que representa el 45,1 % del recaudo total en 2025.

El adelanto de la Regla Fiscal hace referencia a cambiar las metas transitorias que se encuentra en la Ley 2155 de 2021 en términos del déficit fiscal para 2025 y pasar a aplicar el mecanismo paramétrico, o las condiciones que estiman las variables que define la Ley para estimar los niveles de déficit para cada año. Esto se puede hacer porque en 2023 la deuda neta como proporción del PIB fue 53,8 %, y fue inferior a la meta que define la Regla Fiscal (55 %). Este cambio le permite aumentar el déficit fiscal, lo cual garantiza recursos adicionales para gasto público.

Otro mecanismo que incluye el proyecto es un componente verde que permita no contar las deudas e inversiones de financiamiento climático dentro de las variables de la Regla Fiscal, hasta un 0,3 % del PIB anual, con el fin de que estas inversiones no presionen o se limiten por el cumplimiento de la Regla Fiscal. 

Los costos de la transición, y la atención de gastos derivados de la mitigación a los riesgos climáticos, tienen un componente alto de gasto y de incertidumbre, que se verían altamente limitados si no tienen un criterio diferencial frente a la Regla Fiscal.

Otras medidas positivas del proyecto son los impuestos a los juegos de suerte y azar, que permitirían recaudar $2,1 billones adicionales en 2025, y la tarifa diferencial de renta para las empresas, que reducirían desde el año 2026 impuestos para pequeñas y medianas empresas, como lo han pedido desde hace años las mipymes en Colombia.

El proyecto trae una medida inconveniente y es la modificación del impuesto al carbono, que aumentaría el precio a los combustibles. Esto golpea el costo de vida de las familias con vehículos, con el aumento de la gasolina y el gas natural. También incrementa el precio del ACPM, que resulta contradictorio frente a los acuerdos logrados con los transportadores que se movilizaron. Impactará también en el costo del combustible de los aviones. Por este impuesto, se espera recaudar $1,3 billones de pesos en 2025.

Esta reforma tributaria podría ser positiva, en el sentido de que Colombia aún tiene gasto del gobierno general en proporción al PIB en 2023 (14,8 %) por debajo del promedio de América Latina y el Caribe (15,1 %) y los países de la OCDE (17,1 % en 2022). Los recursos adicionales se justifican porque el dinero público hoy es insuficiente para atender las necesidades del país, como los gastos en salud o educación pública. Además, la reducción del impuesto de renta para las empresas va encaminada hacia la reactivación económica. Sin embargo, el ambiente político para el trámite en el Congreso no es el mejor.

Incertidumbre presupuestal y política

Que el gobierno nacional decidiera presentar el PGN 2025 por decreto, y no concertar un monto totalmente financiado, es una disputa con el Congreso que no facilitará el trámite de las reformas que se encuentran en el Congreso.

El ambiente en las comisiones económicas no fue favorable para aprobar el Presupuesto a la medida del gobierno, y esto puede repetirse para el trámite de la Ley de Financiamiento. Los principales opositores al PGN del gobierno y la reforma tributaria argumentan que la baja ejecución del gobierno en 2024, que en el componente de inversión es la más baja en décadas, es muestra que no se requiere más dinero, sino de ejecutar el existente.

Lo que se puede esperar este año es que el proyecto de Ley de Financiamiento se hunda en las comisiones económicas y el gobierno deba ajusta en $12 billones de pesos el presupuesto de 2025. Se recortará aún más la inversión pública, que afectará sectores clave ya muy golpeados, como ciencia y tecnología o agricultura.

Por la incompetencia del gobierno para la ejecución del año 2024, se dio mayores argumentos a los sectores que promueven políticas de austeridad en el país. Incluso, suenan propuestas de recorte del gasto de funcionamiento en el Estado, aun cuando Colombia no tiene un tamaño del Estado o un gasto público que supere los promedios de países de la región.

Al final, pierde el país frente a la posibilidad de volver mucho más progresivo el sistema tributario, reducir los impuestos para pequeñas y medianas empresas y recaudar mayores recursos que se requieren para múltiples necesidades. También pierde por el mayor recorte de inversión pública, que impactará en el crecimiento económico nacional.

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Qué camello

Por Carlos Acero Castellanos

La Cámara de Representantes discutirá la reforma laboral en las próximas semanas. La propuesta del gobierno llega a su segundo debate (de cuatro) después de dos años de grandes recortes con respecto a su contenido original.

La reforma laboral posiblemente es la reforma social que ha generado mayor oposición entre los actores interesados. La alta controversia no es en sí mala, pero resulta problemática cuando se acompaña de verdades a medias, falta de evidencia y soberbia. Estos defectos los han tenido tanto los gremios empresariales, como el gobierno y directivos sindicales.

El primer problema para que avance la reforma tiene que ver con su objetivo. Mientras que el gobierno insiste en que busca recuperar derechos laborales para los y las trabajadoras perdidos durante el gobierno Uribe, voces de sectores productivos y la oposición quisieran soluciones para crear empleo.

Ambas posturas son válidas, pero de lado y lado se han presentado como si fueran excluyentes. El gobierno ha fallado presentando la reforma -que sin duda generará nuevos costos para el empresariado- como un elemento aislado de sus propias políticas de reindustrialización y reactivación económica. Ante esta fragmentación, el empresariado se ha excusado en la falta de apoyo a su sector para oponerse y concluir, sin evidencia certera, que la reforma cerrará empresas y destruirá empleos.

Difícilmente modificar una regla en un papel puede crear empleos, pero Colombia sí puede tener certeza de que la reforma de 2003 -que recortó derechos laborales- no cumplió con las expectativas del fomento al empleo. En ese entonces la lógica de Uribe fue hacer una transacción: flexibilizar las garantías laborales para reducir los costos laborales y que esa diferencia fuese invertida para emplear a más personas. La promesa de crear 683.000 empleos nunca se cumplió. Por el contrario, un estudio realizado por Alejandro Gaviria identificó que la justificación dada entonces en el Congreso fue engañosa “los resultados son negativos, y claramente inconsistentes con la cifra de 200.000 empleos por año citada durante la discusión parlamentaria”. Otras revisiones académicas coincidieron en que la reforma laboral redujo costos, no creó empleos pero sí aumentó la carga laboral de los y las colombianas.

La evidencia indica que si bien es necesario exigir al gobierno políticas de promoción de empleo, estas no deben atarse al debate de la recuperación de derechos.

En el propósito de sacar adelante la reforma el gobierno ha cedido mucho, al punto que hay quienes consideran que ésta ya representa una derrota. Lo anterior, por cuenta de que se eliminaron casi todos los artículos relativos a garantías y mejoras para los sindicatos.

En el primer debate, la Comisión Séptima eliminó 17 artículos relacionados con derecho laboral colectivo, los mismos que eran fuertemente defendidos por la Centrales Obreras y muy cuestionados por los empleadores. A pesar de que en Colombia la tasa de sindicalización no supera el 4.5% de la fuerza laboral y de que existe alta estigmatización sobre las organizaciones defensoras del trabajo, la Ministra aceptó su derrota e incluso la ponencia que se discutirá en plenaria, pudiendo hacerlo, no revive esos artículos.

Al proyecto le quedan vivos asuntos sobre derechos individuales como la reducción de la jornada laboral hasta las 7 pm, el aumento del recargo dominical, el incremento de las indemnizaciones por despido, la ampliación de la licencia de paternidad, la creación de mecanismos de protección a las mujeres en el trabajo y la regulación de las relaciones laborales en el agro.

Salvo el tema agrario, los temas que quedaron vivos parecían no ser objeto de mayor debate, pero quienes se oponen a la reforma no ceden como lo hizo el gobierno, por el contrario van por más.

La ANDI y Fenalco han presentado sus estudios y encuestas a empresas sobre los impactos de la reforma. Aunque las cifras y percepciones sobre nuevos costos laborales son ciertas, difícilmente se puede concluir que las mismas conducirán a la terminación de contratos laborales o cierres de empresas. Como tampoco sucedió al contrario.

Los artículos que se discutirán pueden mejorar en consenso. En materia de indemnizaciones por despido se podrían ver los montos de los salarios más altos sin que sean regresivos frente a los actuales.

En materia de estabilidad laboral reforzada se puede mejorar la redacción de quién se considera pre pensionado y en materia agropecuaria se pueden evaluar efectos ponderados según tamaño de unidad productiva agraria. Y las medidas contempladas para la adecuación de las MyPiMes a la reforma deben contener soporte presupuestal para que en unos años no digamos que fue un saludo a la bandera.

Aún así, todo parece indicar que será un verdadero camello poner de acuerdo a los partidos y actores sociales en torno a esta reforma.

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La Ministra de Ciencia nunca ha sido profesora en Harvard y otras mentiras de su experiencia docente

La Ministra reproduce una práctica que en la política colombiana se ha vuelto recurrente, que expone cuestionamientos éticos, legales y desnuda actitudes intelectualmente arribistas.

La Ministra nunca ha sido profesora de Harvard

La Universidad de Harvard es una de las instituciones educativas de mayor prestigio a nivel mundial. Los ránquines QS y de Shanghai la mejor universidad del mundo en 2023 y 2024, respectivamente.

No cabe duda que para Colombia, un país con deficiencias estructurales en materia educativa y científica, es motivo de orgullo que compatriotas estudien, investiguen y, sobre todo, dicten clases en Harvard.

En dos versiones de su hoja de vida, presentadas para laborar en el Ministerio, Yesenia Olaya afirmó haber dictado clases por casi un año -363 días- en el Afro-Latin American Research Institute vinculado a la Facultad de Artes y Ciencias Sociales de Harvard.

En el Sistema de Información y Gestión del Empleo Público – SIGEP, que administra el Departamento Administrativo de la Función Pública -DAFP-, reposan los soportes de la hoja de vida de la Ministra. 

Consultamos por dichos soportes y la Función Pública nos remitió un certificado firmado por Alejandro de la Fuente, director del Afro-Latin American Research Institute. En el mismo se certifica que la Ministra impartió un seminario virtual con apenas 48 horas de carga en un año.

“Por haber impartido el seminario especializado “Resiliencias y resistencias afrocolombianas: trayectorias históricas y contemporáneas”… en la modalidad virtual (14 de septiembre 2021 -12 de septiembre 2022). Con un total de 48 horas de docencia” (El énfasis en negrilla es propio).

La constancia, en vez de aclarar, crea nuevas inquietudes. ¿Dictar un seminario en un instituto le concede la categoría de docente de Harvard a la ministra? ¿Haber dictado apenas 48 horas en 363 días puede certificar casi un año de experiencia docente?

Por ejemplo, en la Universidad Nacional de Colombia un docente con dedicación exclusiva tiene una carga horaria semanal de 44 horas y uno tiempo completo tiene 40 horas a la semana.

Para resolver esos interrogantes consultamos Stephen Kargere, Director de la Oficina de Asuntos Posdoctorales de la Facultad de Artes y Ciencias de Harvard. Kargere aclaró que la Ministra Olaya ha tenido tres tipos de vinculación con esa institución pero que “no se consideran parte del cuerpo docente”.

La respuesta es categórica: la ministra nunca ha sido profesora de Harvard.

El perfil de Olaya en la página del Instituto tampoco refleja que haya tenido calidad de docente y sólo destaca su experiencia docente “en universidades de América Latina”.

Además, si hipotéticamente hubiese sido docente, la experiencia equivaldría apenas a 6 días certificables, puesto que el  artículo 2.2.2.3.8 del Decreto 1083 de 2015 dice que las horas de docencia se deben calcular “sumando las horas trabajadas y dividiendo el resultado por ocho (8)”.

Ministra de día y asistente en Harvard de noche: Un segundo trabajo que es ilegal:

La respuesta del Director Kargere pone en evidencia que la funcionaria ha desarrollado un cargo administrativo en esa universidad al tiempo que ejerce como jefa de la cartera de ciencia.

Olaya se vinculó al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación el 10 de noviembre de 2022 en calidad de Viceministra de Talento y Apropiación del Conocimiento, uno de los dos viceministerios de la entidad.

Al parecer a la entonces Viceministra le sobraba el tiempo o no le alcanzaba el dinero que recibía por su trabajo puesto que el 1 de febrero se vinculó al Afro-Latin American Research Institute en calidad de asociada.

Dicha actividad prestacional continuó después del 1 de mayo de 2023, cuando Olaya ascendió al cargo de Ministra y se extendió hasta el 31 de enero del 2024. En ambos casos, la prestación de servicios profesionales en el Instituto de Harvard es legalmente incompatible con las funciones de ministra o viceministra.

Conforme al ordenamiento jurídico colombiano, los cargos ministeriales son de naturaleza de dirección, manejo y confianza y se proveen mediante la modalidad de libre nombramiento y remoción.

Quienes ejercen este tipo de cargos deben garantizar una confianza superior a la normal que debe proyectar cualquier otro funcionario, así lo expresó la Corte Constitucional en Sentencia C-514 de 1994. 

Además, por la misma razón de confianza la Corte aclaró que este tipo de cargos no están sujetos a la jornada laboral ordinaria (Sentencia C-372 de 1998). Postura que respalda la Función Pública en el concepto 104571 de 2013).

Ahora bien, la Función Pública (concepto 147941 de 2016) contempla que si bien un funcionario público puede tener un segundo trabajo en una entidad privada, no puede desarrollar sus obligaciones durante la jornada laboral del cargo público.

Sin embargo, una ministra ejerce un cargo de dirección, manejo y confianza que no se sujeta a la jornada laboral ordinaria y, por tanto, ejerce la función pública en todo momento.

Claro, la Ministra tiene derecho a descansar, pero si la llaman a las 11 pm para resolver algún asunto ministerial debe atender. Bueno, si es que no está trabajando para Harvard.

Aunque no hay antecedentes judiciales semejantes a este caso, a la ministra le es jurídicamente prohibido desarrollar funciones como funcionaria de cualquier entidad pública o privada a la vez que ejerce como jefa de su cartera.

Consultamos a Harvard para saber si Olaya percibió salario u honorarios por la vinculación que tuvo con el Instituto entre 2022 y 2023. Desafortunadamente dicha información se encuentra protegida por la legislación estadounidense dado que es del resorte personal. 

Pero vale la pena que la Ministra le aclare al país:

  • ¿Su relación prestacional o laboral en Harvard mientras era Ministra era paga? 
  • ¿Por ser Ministra de día y asistente administrativa en Harvard de noche es que la funcionaria no le cumple a la ciencia colombiana?

Otras mentiras en su experiencia docente:

Yesenia Olaya no sólo inventó experiencia docente en Harvard, también sobredimensionó en más de 4 años su experiencia docente en: i) la Universidad Nacional Autónoma de México; ii) la Universidad de Magdalena y; iii) en la Pontificia Universidad Javeriana.

UniversidadTiempo que reportaTiempo certificadoSobredimensión
UNAM*3 años, 5 meses, 7 días7 meses y 25 días2 años, 10 meses y 18 días
Universidad Nacional de San Martín1 año y 9 meses1 año y 9 meses0
Universidad de Magdalena7 meses12 horas equivalentes a 1,5 días6 meses y 28 días
Universidad Javeriana7 meses y 25 días90 horas equivalentes a 11,25 días7 meses y 13 días
Harvard**363 días363 días
Total:5 años, 8 meses2 años, 5 meses, 12,75 días4 años y 26 días
*Hoja de vida 1 presentada para ser viceministra. En la Hoja de vida 2 corrigió la información.
** Harvard: no es docencia por lo que no puede ser computable.

Detalles de la sobredimensión de experiencia por universidad

  1. Universidad Nacional Autónoma de México: Desmiente a la Ministra en su Hoja de Vida 1.

2. Universidad Nacional de San Martín: Sin inconsistencia.

3. Universidad del Magdalena: certifica horas, no 7 meses

4. Universidad Javeriana: certifica que la información no corresponde y que no fue docente durante el primer semestre de 2021.

En la Hoja de Vida que reposa en el SIGEP la Ministra registró que fue docente de postgrado durante el primer semestre del 2021.

La Javeriana aclara que en el primer semestre de 2021 Olaya no dictó clases en postgrado. También certifica labores en tiempos que no corresponden a los registrados por la Ministra en su hoja de vida.

Resulta aún más escandaloso que la certificación laboral que subió la Ministra al SIGEP de esta Universidad no la expidió la oficina de Gestión Humana, sino que fue María Camila Díaz Casas, a quien luego premió nombrándola en el Viceministerio de Talento y Apropiación Social del Conocimiento. Díaz es la alta funcionaria del Ministerio que más ha durado en el cargo, desde julio de 2023, a la fecha y aparece como fiadora de la vivienda de la Ministra.

La experiencia laboral de la Ministra tampoco se registra de manera correcta en el SIGEP.

InicioFinEntidades que incluye
6 de diciembre de 201831 de octubre de 2022UNAM: docenteHarvard: laboral  U San Martín: docenteU Magdalena: docenteJaveriana: docente
1 de noviembre 20229 de noviembre de 2022No tuvo trabajo alguno.
10 de noviembre31 de abrilViceministra de Ciencias: laboral
Reporta:8 años y 3 meses
Certificado:
(Decreto 10853/2015)
4 años, 4 meses y 15 días
Sobredimensión3 años y 11 meses

¿Cómo calculamos la experiencia laboral de la Ministra?

Conforme al artículo 2.2.2.3.8 del Decreto 1083 de 2015 el tiempo de experiencia se certifica sin sumar aquellos trabajos que son simultáneos: “Cuando la persona aspire a ocupar un cargo público y en ejercicio de su profesión haya prestado sus servicios en el mismo período a una o varias instituciones, el tiempo de experiencia se contabilizará por una sola vez”

El mismo artículo aclara que si la jornada laboral que se certifica es menor a 8 horas diarias, esta deberá ser calculada “sumando las horas trabajadas y dividiendo el resultado por ocho (8)”.

La Constitución Política dice que para ser ministra sólo se requiere nacionalidad colombiana y tener más de 25 años. Por tanto, nadie requiere acreditar experiencia profesional o académica para ejercer un cargo ministerial.

Sin embargo, Yesenia Olaya sobredimensionó sus méritos académicos y profesionales en la hoja de vida que presentó para ejercer, primero como viceministra y luego, como Ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación. Una maquillada a la hoja de vida absolutamente innecesaria y muy cuestionable en la academia.

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