A propósito del Día de la Mujer, el general Henry Armando Sanabria, director general de la Policía Nacional de Colombia, publicó en su cuenta personal de Twitter: “El encanto de la mujer alegra a su esposo, y si es sensata, lo hace prosperar. Una mujer discreta es un regalo del Señor; una persona educada no tiene precio. Una mujer modesta es el mayor encanto; nada vale tanto como una persona reservada”.
Tras este comentario, la congresista Jennifer Pedraza Sandoval le pidió al presidente Petro que lo retirara del cargo.
“Cómo es que ‘el Gobierno de las mujeres’ puso a este señor a dirigir la @policiacolombia. Si quienes deberían cuidarnos piden que nos callemos, seamos sumisas y actuemos para satisfacer a los hombres, NO ESTAMOS SEGURAS. @petrogustavo responda y retire a este señor del cargo”, indicó Pedraza en su cuenta de Twitter.
En la misma línea, la congresista recordó que en el acto de reconocimiento del director de la Policía, el primer mandatario le encomendó, entre otras, garantizar igualdad entre hombres y mujeres en la institución. Según Pedraza: “Es evidente que el Comandante está incumpliendo su mandato, Presidente”.
Hasta el momento ni el mandatario ni el general de la Policía se han pronunciado al respecto.
Por otra parte, hoy el presidente Petro publicó un trino sobre la conmemoración de este día: “Feliz día a todas las mujeres de la matria. A las mujeres de abril que tanto me enseñaron. A la madre Tierra. Un gobierno popular y progresista no puede ser más que un gobierno de las mujeres para las mujeres”.
Sobre esto, Pedraza señaló que un gobierno sería para las mujeres si se declarara emergencia por “violencia machista y si defendiera los derechos humanos”.
“Que Gustavo Petro llame a la Fiscalía a investigar a su hijo es un paso correcto. Pero queda faltando investigar también a los y las ministras con las que su hijo se ha reunido para, presuntamente, pagar favores a narcos y empresarios. ¡Pilas!”, escribió la congresista en su cuenta personal de Twitter.
Lea acá el fragmento de la entrevista donde la exesposa de Nicolás Petro se refiere a sus encuentros de Petro con los funcionarios del Gobierno:
V. D.: ¿A qué ministros buscaba él?
D. V.: A todos, él se reunió con todos los ministros.
V. D.: ¿Dígame nombres para no fallar?
D. V.: Iban al apartamento.
V. D.: Iban al apartamento de ustedes aquí en Bogotá.
D. V.: Lizcano. Fue un día tarde, como a las 11 de la noche.
V. D.: ¿Quién más?
D. V.: El papá de la ministra de Minas.
V. D.: Hildebrando Vélez.
D. V.: Sí. El señor fue al apartamento.
V. D.: ¿Quién más?
D. V.: Es que hubo muchos. El director del Sena fue al apartamento.
V. D.: ¿Es el que usted dice que le entregó el Sena de Córdoba?
D. V.: Claro, a él lo nombraron y el señor a los dos días ya estaba en el apartamento.
V. D.: ¿Se acuerda de alguien más?
D. V.: Él se reunió con mucha gente, con todos los ministros se reunía.
V. D.: ¿Pero todos fueron a la casa?
D. V.: No, todos no. Él salía y yo me quedaba, o sea, yo casi nunca lo acompañaba a esas reuniones, porque no me gustaba.
V. D.: Por ejemplo, con Lizcano, ¿de qué hablaron a las 11 de la noche?
D. V.: No sé por qué no estuve. Trataba de no estar ahí. Si de pronto se iba a saber algo, no quería que se dijera: fue ella. Trataba de no estar en esas reuniones.
V. D.: ¿Y Nicolás Petro logró cosas con los ministros?
D. V.: Claro, lo del Sena de Córdoba.
V. D.: ¿Lo del Sena es algo concreto que usted sabe?
D. V.: Sí, claro.
V. D.: ¿Y de eso recibe plata?
D. V.: Se lo quitaron
V. D.: ¿Ya se lo quitaron?
D. V.: Sí, cuando se enteraron lo de Musa y todo eso, le quitaron al director del Sena.
V. D.: Me queda debiendo lo de los ministros. ¿Con qué otros se vio?
D. V.: Con todos.
V. D.: ¿Con todos?
D. V.: Con el único que sé que no se vio, que yo sepa, fue con el ministro de Transporte.
V. D.: Con él no se vio.
D. V.: Estando conmigo, no se vio. Del resto, con Gaviria, con todos.
V. D.: ¿Con Alejandro Gaviria?
D. V.: Sí, claro, hay fotos y todo.
V. D.: ¿Iba a los despachos de los ministros?
D. V.: Con Gaviria fue en un restaurante. Me quedé en el carro, no estuve en esa reunión.
V. D.: ¿Con el ministro Prada?
D. V.: Sí, también.
V. D.: ¿Con Ocampo?
D. V.: No, que yo sepa no.
V. D.: ¿Con el ministro de Defensa?
D. V.: Creo que sí, es que tengo que recordar.
V. D.: Sí, para ser más precisa.
D. V.: Con la de Minas sí, de hecho, fue en el Ministerio de Minas.
V. D.: ¿Con la ministra de Salud?
D. V.: Sí, claro, muchas veces.
V. D.: Sí, ¿en dónde se reunían?
D. V.: Una vez nos reunimos en el Tequendama, ahí nos reunimos con ella.
V. D.: Con cuál era el ministro o ministra con que más hablaba.
D. V.: Yo creo que tenía bastante acercamiento con la de Minas, bastante.
V. D.: Espero que me mandes las pruebas.
D. V.: Sí. De hecho ya tiene usted un audio de la hija de Santander Lopesierra, pero le voy a enviar los pantallazos, todo. Tengo el chat real para que después no digan que es un montaje. No he eliminado eso. Ese celular lo tengo guardado, no lo uso, no vaya a ser que me ataquen por ahí.
Las elecciones pasadas resolvieron el dilema entre continuidad y cambio: ganó la opción del cambio. Por eso la actual discusión política está marcada por agendas distintas de las de los gobiernos anteriores.
En este nuevo debate están presentes las reivindicaciones de sectores sociales, gremiales y empresariales antes ignorados. Pero hacen falta muchas otras, bien porque han transcurrido apenas dos meses de gobierno o, peor, porque se asoma el olvido de lo que el candidato ganador había propuesto.
También hay que entender que no todas las iniciativas son buenas por el hecho de ser nuevas.
En todo caso, el debate político gira en torno del tipo de cambio que Colombia requiere.
Antes de analizar las reformas que cursan en el Congreso y otras iniciativas relevantes del nuevo gobierno, vale la pena recordar que la posibilidad y dirección del cambio dependen de la voluntad política y la correlación de fuerzas entre la política tradicional y los sectores que llamaríamos innovadores y democráticos.
La voluntad política se manifestará en la aprobación o el rechazo de las reformas, mientras que ya conocemos la correlación de fuerzas. La mayoría del Congreso sigue en manos de partidos tradicionales y de algunos politiqueros camuflados como partidos de gobierno. Y aunque los camuflados contribuyen a sumar mayorías, también juegan un papel importante en las expectativas de transformación.
Reforma tributaria y Presupuesto General de la Nación
En todo caso, se trata de una propuesta distinta de las de Santos o Duque, principalmente por su apuesta a los impuestos progresivos o cobrados según la capacidad de pago de cada contribuyente.
La reforma tributaria acaparó los reflectores de la agenda nacional. Al proyecto le quedan dos debates en plenarias de Senado y Cámara. Con los cambios que ha tenido, la reformas se parece a que había elaborado el hoy ministro Ocampo para la campaña de Sergio Fajardo que a la propuesta de Petro durante su campaña.
El proyecto inicial del gobierno era más progresivo, pero el debate el Congreso un collage de intereses opuestos. Aunque no se ha cambiado de manera sustancial el componente progresivo, la intervención de los partidos tradicionales y de algunas organizaciones gremiales es evidente.
En vez de esperar el fracaso del gobierno actual, lo pertinente es discutir sobre cómo hacer el cambio y de qué manera la sociedad puede involucrarse para acompañarlo o, en caso de que sea necesario, demandarlo a través de la movilización social.
Ahora, en los debates restantes, quienes deseamos genuinamente el cambio, debemos abogar por modificaciones donde, principalmente, se incluya una tarifa diferencial de renta para pequeñas y medianas empresas. Así, las microempresas no pagarán igual que las grandes empresas. También debemos defender la eliminación de impuestos a las pensiones.
Por otro lado, el Presupuesto General de la Nación (PGN) parcialmente corresponde a las prioridades o intenciones esperables del actual gobierno. Aunque, claro está, el presupuesto tiene que adaptarse al entorno económico mundial de inflación y desaceleración.
Petro decidió aumentarle 14 billones a la propuesta de PGN que dejó Duque, dirigidos principalmente al gasto en agricultura y educación. Incluso, en esta última materia, el aumento superó el monto ganado en las calles por el movimiento universitario en el 2018.
Además, en el aumento general no se destinaron nuevos recursos para el muy alto pago de la deuda, a diferencia de lo que hacían los gobiernos anteriores.
Pero los pronunciamientos de Petro y Ocampo son positivos para modificar la regla fiscal y así soltar un poco el cinturón de las finanzas del Estado.
La paz total
Sin lugar a duda se trata de una visión opuesta a la de Duque; todos conocemos su frase, “¿De qué me hablas viejo?”.
Petro en cambio reconoce los efectos devastadores del conflicto armado sobre la población y la necesidad de eliminar la mayor cantidad de factores de violencia mediante diálogos y negociaciones, inclusive con grupos sin origen político.
El proyecto de ley de la “paz total” avanza a paso firme. Además de crear el marco jurídico para negociar la paz, esta ley tendrá éxito si, primero, se hace una categorización rigurosa de los grupos armados y si, permite diferenciar a quienes tienen verdadera vocación de paz de aquellos que le fallaron al país y al acuerdo de paz de 2016.
La reforma política
Con la reforma política empiezan las dudas sobre cómo será el cambio.
La reforma, presentada por el ministro Prada y defendida a capa y espada por Roy Barreras, no corrige los problemas ni a los reproches de la ciudadanía contra el sistema político.
Por ejemplo, el gobierno no acompañó la bobadita de despolitizar el Consejo Nacional Electoral (CNE), órgano que responde a los partidos y no a juristas con experiencia e independencia judicial.
El peligroso aporte de Paloma Valencia, quien propone eliminar la obligación de los políticos de declarar los conflictos de intereses frente a quienes financian sus campañas, facilitará la injerencia de grandes grupos económicos, o hasta del narcotráfico, en la política.
Aunque al proyecto le faltan seis debates donde se cortará mucha tela, hoy preocupa el avance de las listas cerradas que sirven para esconder a personajes indeseables, con financiaciones ilícitas o capturados por intereses corporativos, detrás de caras amables.
Las listas cerradas suelen ser encabezadas por sí merecen estar en las corporaciones públicas, pero en esas listas actualmente el país tiene algo así como lobos disfrazados de abuelas. Claro, en una democracia robusta, de partidos fuertes y sana politización, las listas cerradas pueden ser buenas, pero ese loable deseo no podrá prosperar con el sistema clientelista del país.
A lo anterior se suma el peligroso aporte de Paloma Valencia, quien propone eliminar la obligación de los políticos de declarar los conflictos de intereses frente a quienes financian sus campañas. De esta manera facilitará la injerencia de grandes grupos económicos, o hasta del narcotráfico, en la política.
Bajo estas circunstancias, mejor sería que se caiga la reforma, o que se apruebe la propuesta de De la Calle, Ariel Ávila y Jennifer Pedraza para incluir la despolitización del CNE, así como de abrir las listas y preservar la regla actual de impedimentos.
Ideas dudosas o nebulosas todavía
Otras propuestas del gobierno Petro están haciendo carrera aunque todavía no son muy claras; más bien parecen abstractas y preocupantes.
La compra de tres millones de hectáreas para entregarlas a campesinos hace parte de las ideas abstractas de este gobierno, por ejemplo. En principio tiene un objetivo loable pero los detalles son inciertos.
Entre las preocupaciones se encuentran los anuncios confusos y erráticos sobre cómo se hará la necesaria transición energética. Por el momento parece un proceso acelerado, sin consideración de la realidad productiva del país, y con un contexto internacional convulso.
El ministro Ocampo, por ejemplo, sostiene que para financiar la transición se necesita mantener la explotación de minerales, porque el panorama en esta materia es muy oscuro.
Las apuestas en otros temas de resorte social vendrán después. Es normal porque no todas las reformas pueden avanzar con la misma velocidad ni comenzar al mismo tiempo. En algunas, como en lo que tiene que ver con los TLC, se debe presionar y buscar a los sectores sociales para acordar puntos que beneficien la economía del país.
En política internacional, antes que asumir una posición alineada, consecuente con su discurso, Petro debería llamar a esfuerzos de paz sin privilegiar a un bando u otro.
Los gobiernistas y los opositores
Los congresistas, tanto de oposición como de la bancada de gobierno, deben estar dispuestos a reconocer los aciertos y los errores del gobierno Petro.
La oposición debe reconocer que en la agenda del gobierno hay iniciativas positivas por empezar a desarrollar, como la reforma laboral que dignifica el trabajo o la reforma pensional que ofrece un nuevo modelo de Sistema General de Participaciones y así saldar deudas históricas del país.
Finalmente, en vez de esperar el fracaso del gobierno actual, lo pertinente es discutir sobre cómo hacer el cambio y de qué manera la sociedad puede involucrarse para acompañarlo o, en caso de que sea necesario, demandarlo a través de la movilización social.